Fundamentación:
Reconstruir el prisma en forma de icosaedro es
una forma de promover la educación y la conciencia sobre la importancia de
nuestro patrimonio histórico y cultural, y su colocación es fundamental. Esto
se puede lograr mediante programas educativos, visitas guiadas, exposiciones y
actividades comunitarias. Al comprender el valor de nuestro legado, las
personas estarán más motivadas para protegerlo y mantenerlo en buenas
condiciones.
Invertir en la restauración y conservación de
monumentos y edificios históricos es esencial. Esto implica realizar trabajos
de mantenimiento regular, reparar daños causados por el tiempo y restaurar las
estructuras a su estado original. La restauración no solo preserva la
apariencia histórica, sino que también garantiza la conservación a largo plazo
de estos tesoros artísticos para las generaciones futuras.
Gracias a la restauración, se pueden revelar detalles y matices que
antes no eran visibles. Esto permite a los visitantes apreciar aún más la
belleza y la historia detrás de estas obras. Además de su valor cultural, el
patrimonio histórico también tiene un significativo valor económico y turístico.
Atrae a visitantes de todo el mundo.
Objetivo:
La Fundación Guido Buffo ha llevado a cabo el proyecto “Un faro para
la humanidad” con el propósito de restaurar el prisma, revalorizar la cultura y
la ancestralidad del agua como un elemento vital en nuestro planeta. Este
proyecto combina ciencia, arte y educación para cultivar habilidades dentro de
la comunidad. Su objetivo es impulsar la preservación y divulgación del legado
artístico, científico y cultural del artista mediante la recuperación de sus
obras originales. Es un esfuerzo valioso para conectar la creatividad y el
conocimiento en beneficio de la sociedad y el medio ambiente.
El proyecto se implementa en las Sierras
Chicas, Córdoba, Argentina, y tiene como propósito sensibilizar y concientizar
sobre el valor cultural, ambiental, social y productivo del agua en el
territorio.
Diseño y
Planificación:
El paso crucial para implementar el proyecto
fue buscar en los bocetos encontrados y
realizados por Guido Buffo, su forma y dimensiones, las cuales según datos
recuperados brindadas, el icosaedro original se caracterizaba por tener veinte
caras. Estas caras pueden ser de diferentes formas, pero en el caso del
icosaedro según las investigaciones e informaciones que se encontraron en los
bocetos, todas las caras son triángulos equiláteros iguales.
Elementos del Icosaedro:
Caras: El icosaedro tiene veinte caras, que
son polígonos. En el caso del icosaedro regular, todas las caras son triángulos
equiláteros iguales.
Aristas: Las aristas son los segmentos de
línea que conectan los vértices del icosaedro. En un icosaedro regular, hay
treinta aristas.
Vértices: Los vértices son los puntos donde se
encuentran las aristas del icosaedro. En un icosaedro regular, hay doce
vértices.
Ángulos Diedros: Los ángulos diedros son los
ángulos formados por dos caras adyacentes en el icosaedro. En un icosaedro
regular, todos los ángulos diedros son de 60 grados.
Ángulos Poliedros: Los ángulos poliedros son
los ángulos formados por tres caras adyacentes en el icosaedro. En un icosaedro
regular, todos los ángulos poliedros son de 120 grados.
Gestación del
Proyecto:
Identificación
de las necesidades y recursos:
Para afrontar los gastos, esta tarea se inicia
con una campaña de llamado a la solidaridad, expresando la necesidad de ayuda y
donativos, promoviendo su difusión en las redes sociales donde pasantes en práctica
y miembros de la fundación editaron pedidos para así publicarlos
El 11 de noviembre de 2022 conocimos a
Gabriel, un diseñador de objetos geométricos de vidrio. Lo invitamos a
participar en un proyecto y, el 21 de diciembre, llevó sus obras a la Capilla
para experimentar la refracción de la luz tanto en el interior como en el
exterior. En esta ocasión, Nicolas, quien en ese momento era guardaparque de la
Reserva Los Quebrachitos, nos acompañó y colaboró en la gestión de la escalera
y los arneses para subir a la Torre con todas las medidas de seguridad.
Construcción
y desarrollo:
Juntos (Gabriel y Juan) comenzaron a realizar maquetas en su taller sin costo
alguno, iniciando así la obra. Juan realizó tres maquetas de cartón con diferentes medidas para hacer
pruebas sobre la Torre y ver cuál era la correcta; fueron junto con Viviana
Parodi, Karina Rodríguez a medir las piezas de icosaedro viendo que la
medida era la de 22 cm. Serían entonces 20 triángulos equiláteros de
11cm cada uno.
El 16 de septiembre, en el Castillo San Miguel de Unquillo, tuvo lugar
una tertulia que marcó un hito en la colaboración y creatividad. Alejandro
García y Mariela Castellano, ofrecieron su ayuda donando los vidrios necesarios
para las maquetas y aquellos de mayor espesor que debían ser biselados. Estos
materiales se convirtieron en la materia prima para una visión compartida.
Para armar cada pieza triangular, se requería de precisión, profesionalismo y un equipo de soporte ya que
una sola persona no podía con todo, por lo que Juan solicitó colaboración.
Román Dagna, quien conoce la obra y ama el legado de Guido Buffo, ofreció su
taller y experiencia en vitrales para continuar el proceso. Sin cobrar mano de
obra, solo el costo de los materiales, Román y Juan se encontraron en un cálido
día de verano, el 29 de febrero.
Cada triángulo equilátero encajó perfectamente en su lugar, como si
fueran piezas de un rompecabezas celestial. La luz, al atravesar el vidrio, se
dispersó en patrones mágicos en todas direcciones, creando una experiencia
visual fascinante.
El hecho de que Román completara esta pieza entre Jueves Santo y Domingo
de Resurrección le otorga un significado aún más profundo. Representa no solo
la habilidad técnica, sino también la inspiración y la dedicación que se
requieren para llevar a cabo un proyecto artístico de esta magnitud. ¡Un logro
verdaderamente inspirador!
Presupuesto: fueron gastos de materiales y herramientas entre cartón para las primeras maquetas de prueba, pegamento, varillas de estaño, entre otros, el biselado de los vidrios.
Donaciones:
vidrios, transporte para el traslado de las piezas a biselar, manos de obra,
donación en efectivo para cubrir gastos de biselados y materiales como estaño y
cobre entre otras cosas.
Integrantes del
proyecto: Miembros de la fundación, Karina Rodríguez, Sebastián
Toledo. Colaboradores: Román Dagna, Juan Margonari, Gabriel Citcovich, Gustavo
Diaz, Cristian Lezcano.
Conclusión: A pesar de que el proyecto parecía casi imposible al principio, gracias a las generosas ayudas y donaciones que recibimos, logramos concretar esta obra y darle el brillo y la apariencia que Guido había imaginado. Cada paso logrado y cada momento brindado representaron un crecimiento significativo para nuestra querida fundación. Fue notable el impulso con el que trabajamos para alcanzar nuestro objetivo.
Agradecimientos: a todos los colaboradores que de una u otra manera aportaron con su ayuda, en especial a Juan Manuel Margonari, Román Dagna, Claudio Toledo, Alejandro García, Mariela Castellano, Edgardo Pujol, Viviana Parodi, Cristian Lescano, Sebastián Toledo, Vannia Gómez, María Isolina Diaz, Luis Citcovich, Sandra Dillon, Karina Rodriguez, Gustavo Díaz y a todos aquellos que confiaron y apoyaron este Proyecto Icosaedro - restauración del Prisma de Guido Buffo.