Guido Buffo se refiere a una conexión entre los pueblos americanos
milenaria, basándose en el estudio del arte de estos pueblos. “Un arte que, por sus características,
revela vínculos espirituales comunes a grupos étnicos separados por enormes
distancias, pero unidos en una familia común que se extiende desde más al norte
del trópico de Cáncer hasta más al sur del trópico de Capricornio; que
comprueba la existencia de olas culturales que se habrían expandido del norte
al sur y del sur al norte, a través del continente americano, corroboradas no
sólo a través del arte popular, sino también a través del arte monumental. Lo
cual significa que no se trata de un fenómeno circunstancial, sino de algo más
permanente que refleja un estado de cultura del cual han participado jefes y
pueblo. Es decir, algo que no es producto de lo fortuito, sino el trasunto de
algo mejor y más orgánicamente establecido y por lo tanto provisto de la fuerza
necesaria para lograr una sedimentación más duradera”.
Reseña comunicaciones entre pueblos americanos desde mesoamérica hasta el
sur y viceversa, pero se mantuvo aún más en la convicción de una influencia
suprema de la cultura ancestral de Tiahuanaco en tierras del norte, en el Valle
de Tafí y sus menhires, como también en el centro de Argentina, en las etnias
Henia y Camiare en referencia a sus sistemas similares de canalización para
regadío. Estaba convencido que durante la época de la mal llamada colonización –
mejor dicho genocidio nativo – se perdió un cuantioso tesoro arqueológico de la
historia de nuestras tierras como consecuencia de la destrucción de bibliotecas
líticas, templos, pirámides, menhires, y cuanta demostración artística desde
vasijas hasta pequeños ídolos realizados por estas culturas, pero que
desafortunadamente no eran de oro.
Y por no ser de oro y además atentar contra las “verdades” de la
inquisición de aquellos años destruyeron todo a su paso; se los acusó de herejía – a los pueblos
americanos (mayas, aztecas, incas, comechingones, mapuches, guaraníes, etc), - de
adorar falsos dioses, incluso señalar que no eran humanos porque no tenían alma
y asemejarlos con los animales, todas acusaciones falsas con la única intención
de apoderarse de riquezas – oro, plata, piedras preciosas – y tierras. La
corona española y la santa sede se dieron la mano para provocar esta pérdida
irreparable en la historia…
Pero no sólo Buffo estaba por el buen camino, Salvador Debenedetti y Juan
Ambrosetti también sostuvieron la conexión Tiahuanaco con pueblos nativos del norte
y centro de nuestro país.
Un detalle…En un momento determinado del día, sobre la cúpula, el sol
permite la aparición mediante la sombra de una media cruz andina, pero si se
observa detenidamente, del lugar desde dónde se proyecta, la imagen es otra.
Magia, alquimia, juego de luces y sombras…que el peregrino lo descubra, la
conexión Tiahuanaco está en el Templo de la Transformación, sólo les ofrezco la
punta del iceberg, lo demás va por cuenta propia. Hasta la próxima…
Encabezado carta inédita, correspondencia mantenida entre el Director del Museo de Tihuanacu, Max Portugal y Guido Buffo. |
Trópico de cancer y de capricornio según Google Maps |
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