martes, 18 de junio de 2024

Icosaedro: Proyecto un faro para la humanidad

 

Fundamentación:

Reconstruir el prisma en forma de icosaedro es una forma de promover la educación y la conciencia sobre la importancia de nuestro patrimonio histórico y cultural, y su colocación es fundamental. Esto se puede lograr mediante programas educativos, visitas guiadas, exposiciones y actividades comunitarias. Al comprender el valor de nuestro legado, las personas estarán más motivadas para protegerlo y mantenerlo en buenas condiciones.

Invertir en la restauración y conservación de monumentos y edificios históricos es esencial. Esto implica realizar trabajos de mantenimiento regular, reparar daños causados por el tiempo y restaurar las estructuras a su estado original. La restauración no solo preserva la apariencia histórica, sino que también garantiza la conservación a largo plazo de estos tesoros artísticos para las generaciones futuras.                                                                                           Gracias a la restauración, se pueden revelar detalles y matices que antes no eran visibles. Esto permite a los visitantes apreciar aún más la belleza y la historia detrás de estas obras. Además de su valor cultural, el patrimonio histórico también tiene un significativo valor económico y turístico. Atrae a visitantes de todo el mundo.

Objetivo:

La Fundación Guido Buffo ha llevado a cabo el proyecto “Un faro para la humanidad” con el propósito de restaurar el prisma, revalorizar la cultura y la ancestralidad del agua como un elemento vital en nuestro planeta. Este proyecto combina ciencia, arte y educación para cultivar habilidades dentro de la comunidad. Su objetivo es impulsar la preservación y divulgación del legado artístico, científico y cultural del artista mediante la recuperación de sus obras originales. Es un esfuerzo valioso para conectar la creatividad y el conocimiento en beneficio de la sociedad y el medio ambiente.

El proyecto se implementa en las Sierras Chicas, Córdoba, Argentina, y tiene como propósito sensibilizar y concientizar sobre el valor cultural, ambiental, social y productivo del agua en el territorio.

Diseño y Planificación:

El paso crucial para implementar el proyecto fue  buscar en los bocetos encontrados y realizados por Guido Buffo, su forma y dimensiones, las cuales según datos recuperados brindadas, el icosaedro original se caracterizaba por tener veinte caras. Estas caras pueden ser de diferentes formas, pero en el caso del icosaedro según las investigaciones e informaciones que se encontraron en los bocetos, todas las caras son triángulos equiláteros iguales.

Elementos del Icosaedro:

Caras: El icosaedro tiene veinte caras, que son polígonos. En el caso del icosaedro regular, todas las caras son triángulos equiláteros iguales.

Aristas: Las aristas son los segmentos de línea que conectan los vértices del icosaedro. En un icosaedro regular, hay treinta aristas.

Vértices: Los vértices son los puntos donde se encuentran las aristas del icosaedro. En un icosaedro regular, hay doce vértices.

Ángulos Diedros: Los ángulos diedros son los ángulos formados por dos caras adyacentes en el icosaedro. En un icosaedro regular, todos los ángulos diedros son de 60 grados.

Ángulos Poliedros: Los ángulos poliedros son los ángulos formados por tres caras adyacentes en el icosaedro. En un icosaedro regular, todos los ángulos poliedros son de 120 grados.

Gestación del Proyecto:

Con ideas un poco más claras, pero con temor de no poder abastecer el costo, ya que el valor de la mano de obra para la reconstrucción del prisma excedía ampliamente los costos que podíamos cubrir debido a la situación económica del país.

Identificación de las necesidades y recursos:

Para afrontar los gastos, esta tarea se inicia con una campaña de llamado a la solidaridad, expresando la necesidad de ayuda y donativos, promoviendo su difusión en las redes sociales donde pasantes en práctica y miembros de la fundación editaron pedidos para así publicarlos

El 11 de noviembre de 2022 conocimos a Gabriel, un diseñador de objetos geométricos de vidrio. Lo invitamos a participar en un proyecto y, el 21 de diciembre, llevó sus obras a la Capilla para experimentar la refracción de la luz tanto en el interior como en el exterior. En esta ocasión, Nicolas, quien en ese momento era guardaparque de la Reserva Los Quebrachitos, nos acompañó y colaboró en la gestión de la escalera y los arneses para subir a la Torre con todas las medidas de seguridad.

Un Giro Inesperado: Después de una publicación en redes sociales, el 16 de septiembre Gabriel Luis Citcovich, un amigo al que hacía tiempo que no veíamos, se puso en contacto con nosotros. Gabriel se unió al proyecto e invitó a Juan Manuel Margonari, un diseñador gráfico.

Construcción y desarrollo: Juntos (Gabriel y Juan) comenzaron a realizar maquetas en su taller sin costo alguno, iniciando así la obra. Juan realizó tres maquetas de cartón con diferentes medidas para hacer pruebas sobre la Torre y ver cuál era la correcta; fueron junto con Viviana Parodi, Karina Rodríguez a medir las piezas de icosaedro viendo que la medida era la de 22 cm. Serían entonces 20 triángulos equiláteros de 11cm cada uno.                             

En el equinoccio de primavera, Edgardo Pujol, llega desde Buenos Aires y se suma a este proyecto, contribuyendo con los recursos necesarios para adquirir estaño y cobre destinados a la primera maqueta de vidrio. En ese momento, despierta aún más la esperanza continuando la labor, marcando el inicio de un nuevo ciclo de crecimiento y posibilidades

El 16 de septiembre, en el Castillo San Miguel de Unquillo, tuvo lugar una tertulia que marcó un hito en la colaboración y creatividad. Alejandro García y Mariela Castellano, ofrecieron su ayuda donando los vidrios necesarios para las maquetas y aquellos de mayor espesor que debían ser biselados. Estos materiales se convirtieron en la materia prima para una visión compartida.

El siguiente paso crucial fue el biselado, que requería precisión y dedicación. Se contactó a Martin Vetromile en Buenos Aires, y aunque el alto costo por pieza, que sumaba un total de 22, no fue un obstáculo insalvable. Las robustas piezas triangulares, viajaron hacia su destino. Gustavo Díaz, Vanina Gómez, Sandra Dillon, María Isolina, Viviana Parodi y otros colaboradores se unieron para financiar el biselado completo. Cristian Lezcano contribuyó con transporte a través de un Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. Lo que parecía imposible se transformó en una realidad alegre y vibrante. Con la llegada de los vidrios biselados se comienza el trabajo más esperado.

Para armar cada pieza triangular, se requería de precisión,  profesionalismo y un equipo de soporte ya que una sola persona no podía con todo, por lo que Juan solicitó colaboración. Román Dagna, quien conoce la obra y ama el legado de Guido Buffo, ofreció su taller y experiencia en vitrales para continuar el proceso. Sin cobrar mano de obra, solo el costo de los materiales, Román y Juan se encontraron en un cálido día de verano, el 29 de febrero.  

El proceso de ensamblar las piezas de vidrio para crear el icosaedro fue, sin duda, un desafío que requirió habilidad y paciencia. Román, junto con la colaboración de Gustavo y Juan, se dedicaron a unir cada fragmento de vidrio con manos cuidadosas y ojos atentos en un primer intento que presagiaba el éxito de la empresa. El resultado final, un icosaedro con sus 20 caras, se convirtió en un símbolo de creatividad y trabajo en equipo.

Cada triángulo equilátero encajó perfectamente en su lugar, como si fueran piezas de un rompecabezas celestial. La luz, al atravesar el vidrio, se dispersó en patrones mágicos en todas direcciones, creando una experiencia visual fascinante.                                                                                                                 El hecho de que Román completara esta pieza entre Jueves Santo y Domingo de Resurrección le otorga un significado aún más profundo. Representa no solo la habilidad técnica, sino también la inspiración y la dedicación que se requieren para llevar a cabo un proyecto artístico de esta magnitud. ¡Un logro verdaderamente inspirador!

Presupuesto: fueron gastos de materiales y herramientas entre cartón para las primeras maquetas de prueba, pegamento, varillas de estaño, entre otros, el biselado de los vidrios. 

Donaciones: vidrios, transporte para el traslado de las piezas a biselar, manos de obra, donación en efectivo para cubrir gastos de biselados y materiales como estaño y cobre entre otras cosas.

Integrantes del proyecto: Miembros de la fundación, Karina Rodríguez, Sebastián Toledo. Colaboradores: Román Dagna, Juan Margonari, Gabriel Citcovich, Gustavo Diaz, Cristian Lezcano.

Conclusión: A pesar de que el proyecto parecía casi imposible al principio, gracias a las generosas ayudas y donaciones que recibimos, logramos concretar esta obra y darle el brillo y la apariencia que Guido había imaginado. Cada paso logrado y cada momento brindado representaron un crecimiento significativo para nuestra querida fundación. Fue notable el impulso con el que trabajamos para alcanzar nuestro objetivo.

Agradecimientos: a todos los colaboradores que de una u otra manera aportaron con su ayuda, en especial a Juan Manuel Margonari, Román Dagna, Claudio Toledo, Alejandro García, Mariela Castellano, Edgardo Pujol, Viviana Parodi, Cristian Lescano, Sebastián Toledo, Vannia Gómez, María Isolina Diaz, Luis Citcovich, Sandra Dillon, Karina Rodriguez, Gustavo Díaz y a todos aquellos que confiaron y apoyaron este Proyecto Icosaedro - restauración del Prisma de Guido Buffo.

Boceto realizado por Guido Buffo

El primer Icosaedro con triángulos sin biselar

Compartiendo la alegría de la llegada de los triángulos biselados

Juan y Román poniendo manos a la obra