La palabra menhir proviene del celta “men”: piedra, “hir”: larga, aunque cabe aclarar que el nombre más acertado según Jorgelina García Azcárate es el de huanca o wanca, palabra quechua que significa protectores.
Algunos historiadores, entre ellos el mismo Buffo, infieren un lazo entre la cultura de Tafí y la de Tiahuanaco, otros relacionan sus tallados con símbolos vikingos y hay, hasta quienes los vinculan con los moais de la Isla de Pascua o Rapa Nui.
En el año 1940, Guido Buffo realiza un pormenorizado estudio sobre el menhir de la figura Coronada de El Mollar de Tafí, realizando una interpretación iconográfica basándose en miles de fotografías tomadas a lo largo de varios días y en diversos horarios, observando cómo impactaba en el mimo la luz solar. Fruto de ese trabajo fue el libro publicado ese año donde hacía referencia en las páginas iniciales al artista anónimo que realizó dicho monolito.
“Al antiguo artista aborigen – de cuya habilidad, fe y saber, es testigo mudo su propia obra esculpida en el monolito de Tafí – humildemente dedico estos estudios como exponente de sincera admiración y de íntimo respeto”.
Fue dedicado a su hija y a su esposa, esta última, fue quien le transmitiera un inquietante interés sobre las culturas americanas y decía: “Lo que trato en este libro, en realidad, no me pertenece a mí, sino al autor autóctono ignorado, que mil años ha ideó y esculpió amorosamente en el monolito de Tafí quién sabe qué tesoros de concepciones simbólico religiosas, volcando en sus figuras todo el espíritu de una raza llena de virtudes, noble y heroica. A ese muy remoto autor anónimo, que puede considerarse el más alto exponente artístico de la antigüedad que actuó en esta tierra argentina y que pertenece a una civilización milenaria desaparecida”…
Los menhires de Tafí han sufrido la barbarie del desconocimiento cultural y científico de su importancia arqueológica, únicos en América, fueron extraídos por decisiones políticas de su lugar original, trasladados en dos oportunidades a sitios y colocados sin respetar las posiciones originales, otros forman parte de los dinteles de varias casas de la zona, otros lamentablemente se han perdido. En el año 2011 tuvimos la oportunidad de recorrer el nuevo emplazamiento y es penoso destacar la poca información que se brinda al visitante sobre los mismos.
En el año
2019 y a partir de un sueño de Gustavo, surge a través de varias sincronicidades
generadas por Karina, la posibilidad de realizar la interpretación iconográfica
realizada por Guido Buffo plasmada en un menhir. La misma ha sido realizada en
una piedra de 2,70 metros de altura y de una tonelada de peso, llamada tonalita
– es una roca ígnea plutónica compuesta de cuarzo y plagioclasa, hornblenda y
biotita – y fue donada por Nicolás Viñas y está siendo tallado por los
escultores José María Said Nisi y Noelia
Elina Martinez Degregorio, pero esto último, bien puede formar parte de otra historia sobre el
Menhir de Villa Leonor…
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