domingo, 5 de junio de 2016

Los ojos vivientes de un dios de piedra por Guido Buffo

Los ojos del dios esculpido en el monolito de Tafí siguen vivientes aún. Y viven, no en un sentido del todo figurado: se mueven para mirar...Lo hacen pausada, pero decididamente, obedeciendo al más perfecto y maravilloso de los motores del universo: el Sol.
Manos vandálicas cometieron el sacrilegio de destruir el rostro de esa divinidad. Pero, a pesar de eso, su mirada sobrevive.
¿Ha sido siempre, como ahora, una mirada dirigida hacia las cosas de la Tierra, y más precisamente, hacia los ojos de los hombres que desde cualquier sitio que se coloquen se ven observados fijamente por esa divinidad?...¿O han tenido esos ojos la misma particularidad que caracteriza la mirada de los que ostentan las cuatro cabezas zoomorfas - sin duda simbólicas - que figuran al pie de la divinidad en cuestión, ojos que, por la técnica con que han sido esculpidos, continúan elevando su mirada - quien sabe desde hace cuántos siglos - hacia el Sol todos los días, siguiéndolo en su viaje a través de la bóveda celeste, fielmente, como obedeciendo a una consigna que tiene todo el valor de un ritual sagrado?...
Por su categoría, el monolito de Tafí puede ser comprendido entre las manifestaciones artísticas americanas más interesantes de la antiguedad, y la más valiosa de las existentes en tierra argentina.
Advertiremos, desde luego, que por el grado de deterioramiento en que se encuentra, puede parecer a los ojos de muchos una expresión escultural desprovista de belleza. Pero debe tenerse presente que la accion destructora de los siglos y de los hombres ha acabado por desfigurarlo a tal punto que puede decirse que su estado actual, comparado con lo que ha sido esta obra en su origen, es equivalente a un cuerpo humano semidespellejado y maltrecho, respecto de un hombre anatómicamente completo.
Los dirigentes políticos o religiosos que han levantado para sus súbditos o creyentes el monolito encontrado en Tafí, demuestran que poseían un corazón capaz de elevarse en pos de ideales que los indujeron a demostrar, mediante una expresión de arte indiscutiblemente nobilísima, su gratitud infinita hacia el misterio maravillosos que rige todas las cosas del cielo. Guido Buffo - 1935.


Puede apreciarse en la decripción realizada por Guido Buffo la similitud que encontramos en su impronta dejada en el fresco mural del Elogio al Sentimiento, donde Leonor madre observa al peregrino ingresante al Templo familiar en cualquier lugar donde se coloque, y nos trae a la memoria además el monolito Bennet de Tiahuanaco, actualmente protegido en el interior de un museo luego de haber deambulado en varios emplazamientos y también sufrido el accionar del hombre y la polución. Cabe destacar que este último fue encontrado enterrado y descubierto en las excavaciones del año 1932 mientras que el de Tafí se halló a la intemperie en 1896 con huellas ya de daño irreversible y desintegración.


Interpretación iconográfica realizada por Guido Buffo de cómo podría haber sido en su momento el menhir de Tafí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario